La Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM), tiene como sede principal a Coro, génesis de Venezuela, y capital del estado Falcón. Esta ciudad fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en 1993, por su arquitectura colonial. “Con sus construcciones barro, peculiares del Caribe, Coro es la única muestra que sobrevive de la rica fusión de tradiciones locales con mudéjar español y técnicas arquitectónicas holandesas” (UNESCO, 1993). De allí su elevado valor histórico que esta Universidad se ha comprometido a conservar y promocionar como parte de nuestra memoria colectiva.
Es misión de la Universidad Francisco de Miranda, como institución de educación superior de carácter experimental, generar conocimientos, formar integralmente ciudadanos conscientes, responsables y emprendedores, anticipar y aportar respuestas a los programas académicos innovadores que articulen el conocimiento científico, tecnológico, social y humanístico, para el fortalecimiento de la ciencia, la tecnología, la cultura, el medio ambiente, y el fomento de los valores morales, éticos, estéticos, espirituales y ciudadanos, contribuyendo al logro de una mejor calidad de vida y un desarrollo sustentable.
Esta misión de la Universidad está en consonancia con los ideales de Francisco de Miranda, de quien orgullosamente recibe su nombre.
Nuestra universidad aspira a ser considerada la institución rectora de la educación superior del estado Falcón, comprometida con las redes académicas y de producción, vinculada con la comunidad en el estudio y solución de sus problemas. También aspira a ser reconocida nacional e internacional por su excelencia académica, sustentada en la innovación, el ejercicio del pensamiento crítico, la capacidad para transformar la sociedad, la preservación y promoción de la cultura, y la formación de ciudadanos para el trabajo, la producción intelectual y el disfrute pleno de una existencia digna.
Francisco de Miranda, quien ha sido reconocido como el primer ciudadano universal de Hispanoamérica, nació en Caracas en 1750 y murió en prisión en 1816 en Cádiz, España. Estuvo en contacto con todo desarrollo intelectual europeo del Siglo XVIII. Su nombre está grabado en el Arco de Triunfo en París por su participación en la Revolución Francesa. Participó también en el proceso de independencia de los Estados Unidos de América y se propuso llevar adelante la independencia de los pueblos suramericanos del coloniaje español. Con este propósito arribó, en 1806, a la Vela de Coro, estado Falcón, con la bandera que había diseñado para Venezuela independiente.
La historiografía venezolana bautizó a Francisco de Miranda con el título de PRECURSOR de la independencia hispanoamericana; dignidad bien merecida, pues, aunque existieron otros movimientos antecesores que intentaron la ruptura del pacto colonial, nuestro Prócer fue el primero en concebir la independencia política de estos territorios en términos globales, continentales, mucho más allá de pretensiones localistas o autonomistas.
Sin embargo, debe considerarse que el título de Precursor ha sido manipulado por cierta tendencia historiográfica comprometida ideopolíticamente con las oligarquías locales; esto con la intención de presentar un Miranda convertido en figura histórica inocua, objeto de museo, coqueteando con la traición a los ideales independentistas, y cuya contribución en el terreno de las ideologías político-sociales, no llega a trascender el marco de nuestra gesta libertadora.
En consecuencia, este Miranda, con toda su grandeza, no se proyecta más allá del siglo XIX, y sólo lo recordamos cuando se cumplen las fechas patrias ligadas a la independencia de Venezuela. Para las nuevas generaciones de venezolanos y latinoamericanos, éste Miranda les dice muy poco, y resulta una figura lejana en el tiempo, con ideas dieciochescas. Esta versión historiográfica del héroe independentista es la que tiene como icono la pintura de Arturo Michelena, “Miranda en la Carraca”, la cual, aún siendo estéticamente incuestionable, nos transmite la idea de un personaje derrotado, castigado con poderes terrenales y supraterrenales. Este no fue el Miranda que realmente existió y sigue existiendo.
La Venezuela del presente, comprometida con la consecución de un mejor destino para sus clases sociales excluidas, debe optar por una historiografía emergente que revise la imagen de Miranda que se viene comentando. En la rica documentación que este héroe legó a la posteridad, reposa no sólo un político de talla universal, sino también un ideólogo de incuestionable actualidad, apuntalador de los procesos libertarios que el siglo XXI promete para la América Hispana, y que los revolucionarios de estos tiempos deben extraer del museo de la Historia Patria y convertirlo en moneda ideopolítica de curso legal de la contemporaneidad latinoamericana. Este nuevo Miranda, al que se debe tomar como el primer gran REVOLUCIONARIO de Hispanoamérica, merece tal dignidad, pues fue capaz de proponer como terapia colectiva para la asimétrica sociedad colonial de su tiempo, ideas como:
La Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, incorporó en su articulado gran parte de las ideas de Francisco de Miranda, lo que demuestra la vigencia contemporánea de su pensamiento.
Resolución: | Resolución Nº 064 del 27 de Junio de 2006 |
Día de circulación: | 28 de julio de 2006 |
Valor estampillas: | Bs. 300, 500, 1.500 y 2.000 |
Cantidad: | 200.000 de Bs. 300, 100.000 de Bs. 500, 100.000 de Bs. 1.500 y 100.000 de Bs. 2.000 |
Sobres del Primer día: | 5.000 |
Tamaño estampilla: | 45 x 35 mm |
Presentación: | 2 Hojas de 10 estampillas |
Tipo de papel: | Estucado, engomado, tropicalizado |
Perforación: | Filatélica 12 |
Sistema de impresión: | Offset |
Prensa e Impresión: | Dirección de Artes Gráficas del Ministerio de la Defensa |
Diseño Gráfico: | Carmen Figueira |
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