Tan antigua como el ser humano es la realidad de las armas y el deseo del hombre por haberlas. Lógicamente, en un principio ellas fueron muy rudimentarias pero en el transcurso del tiempo se las ha ido perfeccionando hasta dotarlas de la sofisticación tecnológica conque hoy las conocemos. Siempre se las admira o se las aborrece, de acuerdo al propósito para las que son utilizadas, nos referimos a la defensa o a la agresión. Tristemente, siempre, el fin último de ellas, es someter al semejante, al prójimo.
Desde los tiempos bíblicos es relatado como, con la mandíbula de un asno, Caín consumó el primer fratricidio que la historia registra al darle muerte a su hermano Abel. Derramamiento de sangre que, tristemente, la humanidad ha continuado con aplausos de unos y lágrimas de otros hasta nuestros días. Guerras de sojuzgamiento, guerras de independencia, intervencionismos liberaciones... todas necesitadas de un elemento imprescindible: armas.
Si vis pacem, para bellum, es una locución latina, tiempos de Imperio Romano, que significa: si quieres la paz, prepara la guerra. Y es así como hemos contemplado, en el fenecido siglo XX, dos grandes guerras mundiales e incontables guerras nacionales. Muertes que por sus cantidades han horroizado al mundo civilizado: Hiroshima, Nagasaki, Corea, Vietnam, Camboya, Afganistán, Kuwait, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, El Salvador, Nicaragua, Colombia, El Medio Oriente, etc. Devastamiento de naciones y desolación de poblados que posteriormente sirven para encadenar a los países a la tan deseada recuperación económica, con el inevitable y solapado costo del Vae Victis!!! -Ay de los vencidos!!
Pérdidas ingentes de vidas aún después de concluidas las confrontaciones, obligan a los organismos multinacionales, ONU, OEA, etc. a programar acciones para encontrar y eliminar las armas soterradas (minas) que mutilan a millares de inocentes,a los cuales, si no pierden la vida, se les debe dotar de una prótesis para que puedan valerse por sí mismos en el resto de sus existencias.
Son incontables los billones, contados en la moneda que se quiera, invertidos en el avance tecnológico y producción de nuevas armas. Los paises que presumen de mayor civismo compiten, en silenciosa pero constante y denodada lucha, para poseer la supremacía del poder armamentista, produciendo y acumulando la mayor cantidad de armas; pero lo irónico del tema estriba en que esas mismas naciones, mientras discuten prolongados y tímidos acuerdos de desarme, imponen racionamientos "convencionales" al suministro de los elementos bélicos a los países en vía de desarrollo y a la par les exigen el cumplimiento cabal de los tan pregonados e incumplidos derechos humanos.
No son por cierto, los derechos a la vida misma y a la existencia digna, los derechos fundamentales del ser humano?
Pues bien, si la vida por sí misma es insustituible e invalorable, cómo se puede aceptar razón alguna para que nadie, absolutamente nadie, pueda esgrimir causa o razón por la cual se arrogue el privilegio de disponer de la vida de los semejantes? Fomentemos la educación ciudadana para salvar el escollo de la tenencia y uso de las armas.
He aquí la irracionalidad de nuestro siglo: nuestra preocupación puede alcanzar a legislar y hasta obtener medios para defender a los seres irracionales contra la persecución que algunos seres humanos, irresponsablemente, acometen en contra de ellos, pero qué tanto nos angustian las matanzas que, por medio de las armas, se suscitan no digamos en nuestros países, sino en cualquier otra localidad del globo terráqueo?
Si espectacular es el costo de adquisición de un arma y abundante literatura sobre el tema, más dramático es lo que con ellas se logra, y por eso es verdaderamente asombroso e incomprensible que el mundo civilizado no desee ver ni entender como el hambre, las enfermedades, la carencia de formación por falta de recursos y por ende el desempleo, se adueñan a pasos agigantados de todos los continentes que conforman nuestro planeta y que si las inmensas sumas de dinero que se destinan a incrementar los arsenales fuesen dispuestas para socorrer las necesidades alimentarias, de salud y de formación de la especie humana, los pobladores de este mundo gozaríamos de un nivel de vida muy diferente, alejados de tantas calamidades sociales como hoy azotan nuestra existencia. La solidariedad y la fraternidad tendrían una real y auténtica cabida en nuestras vidas y corazones, la sociedad y la familia se desarrollaría en un ámbito de paz, de armonía y de seguridad. En otras palabras habríamos iniciado el disfrute del desarrollo integral en un mundo donde la justicia social tendría un sitial de honor.
Para todo ello, debemos elevar nuestras plegarias al Todo Poderoso para que los hombres y mujeres, y especialmente los que tienen el poder de decisión en nuestras patrias, hagan suyo el lema que enmarca la emisión de sellos postales del tema AMERICA "Un milenio sin armas" y lo conviertan en la realidad que todos deseamos y aspiramos.
El Instituto Postal Telegráfico de Venezuela, IPOSTEL, como país miembro de la Unión Postal de las Américas, España y Portugal, UPAEP, realiza su undécima emisión de sellos postales de la serie AMERICA, correspondiente al año 1999, con el tema "Un milenio sin armas" seleccionado por los honorables representates de la institución. La responsabilidad artística, confiada a nuestro reputado artista Profesor Pedro León Zapata, ha sido cumplida con magistral acierto, pues la ha desarrollado en dos sellos postales de gran simbolismo y, como es su característica, con gran sencillez y grandilocuencia. Esta obra ha sido completada con diez mensajes, colocados en el borde exterior de los sellos postales, provenientes de la persona que en el mundo, en el correr de los tiempos, más ha hablado, más ha insistido, más ha suplicado y orado en pro de la abolición de las armas: El Papa amigo, Su Santidad Juan Pablo II.
De esta manera VENEZUELA, al honrar su compromiso como país miembro de la UPAEP, también desea ofrecer el sincero testimonio de la vocación pacíifica de nuestro pueblo que ardientemente anhela que el próximo milenio transcurra, no sólo para Venezuela sino para la humanidad entera, sin necesidad del uso de armas, hermanados todos en bello y dulce regazo de paz.
Resolución: | Resolución Nº 146 del 14 de Noviembre de 2000 |
Día de circulación: | 14 de Diciembre de 1998 |
Valor estampillas: | Bs. 300,00 y Bs 650 |
Cantidad: | 250.000 y 250.000 |
Tamaño estampilla: | 32 x 38 mm |
Presentación: | Hoja de 10 estampillas |
Tamaño de la hoja: | 192 x 114mm |
Valor hoja de estampillas: | Bs. 2.480 |
Tipo de papel: | Estucado, engomado tropicalizado mate |
Perforación: | Filatélica 12 |
Sobres de Primer Día: | 5.000 |
Tamaño: | 163 x 92mm |
Sistema de impresión: | Offset |
Ilustración: | Pedro León Zapata |
Diagramación: | Gráficas Armitano, C.A. |
Preprensa e Impresión: | Gráficas Armitano, C.A. |
Coordinación General: | Rolando Hernández Milanés |
Portada del Boletín: | Un milenio sin armas |
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