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EL COLECCIONISMO: ENTRETENIMIENTO O NEGOCIO

Día 8 de Mayo del 2002
Ponente: Albertino de Figueredo

Los sellos de Correos son una fuente de cultura e inspiración: a través de ellos se accede a la historia, al arte y a las costumbres de los pueblos, conociendo a sus personajes importantes y familiarizándonse con su realidad política y social. Cuando la colección es temática, permite aumentar los conocimientos sobre los aspectos o disciplinas de preferencia. Son una forma agradable e instructiva de pasar el tiempo. Y digo esto con conocimiento de causa, porque colecciono sellos desde que tenía ocho años de edad, y a ellos les he dedicado muchas horas de mi vida.

Pero en este mundo el placer de coleccionar no lo es todo, y sin menospreciar sus valores educativos y culturales, los sellos pueden adquirir una nueva dimensión. Creo que una virtud fundamental del coleccionismo es la capacidad que tienen los sellos para convertirse en auténticos y fructíferos valores de inversión. Cada vez que un coleccionista compra una pieza, consciente o inconscientemente, está invirtiendo su dinero. A largo plazo, cuando por cualquier circunstancia quiera vender su colección, comprobará con satisfacción no exenta de orgullo que obtiene buenas plusvalías.

Los sellos: valor permanente y garantía económica

Desde los albores de la filatelia se pensó que el sello nuevo o usado tenía un valor permanente y podía ser objeto de un activo comercio. Ello se debía, como pronto se descubrió, a la particular aptitud del sello para no sufrir la erosión .de la devaluación monetaria común a la gran mayoría de los bienes de consumo. La estrecha conexión existente entre demanda y precio y su carácter de bien limitadamente disponible y no reproducible, convierten al sello, sabiamente elegido, en algo capaz de proporcionar beneficios a medio y largo plazo.

Hasta el punto de que en la filatelia existe una ley implícita: casi todos los sellos, independientemente de los fenómenos de devaluación de las monedas, han experimentado en el curso de los años continuos incrementos de cotización, capaces de asegurar a sus, poseedores, en el caso de reventa, no sólo la recuperación del dinero invertido en su día sino también un respetable beneficio sobre la suma gastada.

Esto lo saben todos los coleccionistas. El coleccionista de sellos es un ser metódico, ordenado, exigente con la calidad, pero sobre todo con un aguzado sentido del ahorro. Cuando compra sellos sabe -aunque no lo confiese- que el dinero que está utilizando no supone un gasto, sino una inversión. Y cuando presume de su colección y la exhibe, llama la atención precisamente sobre las piezas que más se revalorizaron. Todo ello es un reconocimiento implícito del carácter de inversor latente o manifiesto en todo coleccionista.

Los sellos buenos cada vez valen más dinero. Por ello es conveniente escoger bien el área geográfica que va a constituir el núcleo de nuestra colección. Si hablamos de inversiones, su revalorización va a depender, en gran medida, de dos factores: la seriedad tradicional de la política emisora y la pujanza del comercio filatélico en ese país. Es de vital importancia orientar nuestro interés hacia aquellos países donde la filatelia está bien dirigida y estructurada, y que disfruten de un comercio saneado, porque la misma inercia del mercado facilitará su constante revalorización.

Las nuevas amenazas para el coleccionismo

En los últimos tiempos se viene produciendo una creciente preocupación en el mundo de la filatelia, consecuencia del aumento de falsificaciones y manipulaciones de sellos que siguen llegando al mercado. Y esto ocurre precisamente cuando los conocimientos sobre las características de los sellos, clásicos y modernos, alcanzan en todo el mundo mayor difusión que en ninguna época pasada, gracias a una extensa bibliografía existente; cuando los equipos técnicos modernos permiten la detección de falsificaciones y manipulaciones con una precisión impensada antes; cuando los expertos profesionales, agrupados en la Asociación Internacional de Expertos en Filatelia, constituyen un prestigioso cuerpo al servicio de la comunidad de los coleccionistas.

El coleccionista, si quiere lograr todas las satisfacciones que los sellos le deparan, sin sobresaltos para su economía y su prestigio, debe comenzar por escoger meticulosamente a sus asesores y proveedores, y trabajar solamente con aquellos profesionales de reputación reconocida.

Debe mostrarse siempre alerta para evitar los engaños, ya que es fácil que, al comprar, les ofrezcan piezas falsas o manipuladas y que, al ir a exponer o al intentar vender su colección, les informen que en ella se encuentran piezas falsas. Por encima de todo debe mostrarse cauteloso y exigir certificados hechos por personas capacitadas y acreditadas.

Además, los coleccionistas deben estar bien informados sobre lo que están adquiriendo. Para ello acudirán a la literatura especializada que se haya publicado sobre el tema de su interés. De esa manera evitarán la acción de los falsificadores, que están por todas partes, y contra los que hay que estar siempre alerta. En resumen, la preparación y la prevención son las armas que les permitirán disfrutar de su afición plenamente y sin sobresaltos.

Pero hay otro tipo de engaño al que está expuesto el coleccionista de sellos modernos y novedades y que hoy alcanza descomunales proporciones, con un daño evidente para la economía del coleccionista y para el prestigio de la filatelia. Me refiero a la producción de sellos sin autorización de las Administraciones postales, lo que constituye una estafa de mayores proporciones que la de las falsificaciones antiguas. Todas las Administraciones postales del mundo tienen una tarea que cumplir en esta lucha contra la piratería en la filatelia. Es increíble que, desde hace algunas décadas, proliferen timadores que se dedican a fabricar sellos sin la autorización de los países pertinentes o incluso sellos de países que ni siquiera existen, aprovechando las circunstancias políticas actuales. Estos sellos se introducen en el mundo de la filatelia y son comprados por los coleccionistas pensando que se trata de sellos de correos, para un día sufrir el disgusto de averiguar que esas piezas, que con tanto cariño compraron, son falsas y apócrifas.

Las Administraciones Postales

Las administraciones postales son, sin duda, uno de los pilares básicos en los que se apoya la filatelia, y también tienen un papel destacado para el desarrollo del coleccionismo de sellos. Para ello deben realizar una política de emisiones destinada a despertar el interés del coleccionista. La planificación de las emisiones debe estar basada en un número razonable de series cada año y que éstas estén compuestas por emisiones cortas y de un valor facial no muy alto. Asimismo, es importante la elección del tema, ya que éste debe ser representativo del país de origen. En resumen, las administraciones postales deben cuidar a los coleccionistas de sellos recientes y dirigir su interés hacia la filatelia del país al que representan.

Aunque parezca una contradicción, se está llegando a dar el caso de administraciones postales que intentan evitar que se pongan sellos de correos en las cartas o paquetes postales. Si los sellos de un país no se utilizan normalmente en el correo se transforman en cromos. Desgraciadamente algunas administraciones postales, demasiado preocupadas por vigilar sus cuentas de resultadas, se olvidan que sus sellos, sólo son de interés para la filatelia si se utilizan realmente en el franqueo.

Aunque parezca que mis palabras pueden desalentar al coleccionista o, lo que es peor, al futuro coleccionista, nada más lejos de la realidad. En una sociedad ávida de nuevas emociones como la nuestra, coleccionar sellos se ha convertido en un reto; lo que sin duda provee a la filatelia de un nuevo valor añadido: la oportunidad de que el coleccionista se convierta en un experto del campo elegido por su personal predilección.